El transcurso de Checo Pérez por Red Bull no ha sido lo esperado. Los resultados con los austriacos han sido bastante distintos a la gran temporada de Checho en 2020 con el equipo Racing Point.

Es aquí donde aparece la carrera de Bakú del año 2023, ya que es bastante sorprendente que el mexicano lleve ya un año sin ganar, aún contando con el mejor monoplaza de la parrilla.

¿Qué pasó en Bakú?

Pese a las grandes críticas que ha recibido Checo sobre su rendimiento, la realidad es que su actuación en Azerbaiyán fue realmente sólida. No fue una victoria de suerte, no hubo condiciones adversas, simplemente fue el más rápido.

No obstante, el GP de Azerbaiyán fue algo anómalo, ya que fue un fin de semana con formato Sprint. En la clasificación para la carrera (el viernes), Charles Leclerc se alzó con la pole position, con Max Verstappen en segunda posición y Pérez en la tercera.

Sin embargo, parecía que a medida que avanzaba el gran premio Checo iba creciéndose. En la Sprint shootout (clasificación para el Sprint) el mexicano consiguió quedar en segunda posición y, sobre todo, por delante de Verstappen. Una hazaña que volvería a repetir en las dos carreras del fin de semana (Sprint y carrera).

Solidez entre muros

No es sorpresa que los circuitos urbanos son el lugar favorito de Checo, y Bakú no iba a ser la excepción. Durante las sesiones de clasificación, Checo Pérez estuvo cerca de Leclerc y Verstappen en la lucha por las dos poles.

Sin embargo, en ritmo de carrera Checo dio un paso más allá. Su constancia vuelta tras vuelta fue absolutamente brillante.

En la Sprint la salida de Verstappen no fue buena, algo que aprovecharía Checo para escapar de su compañero e intentar adelantar a Leclerc.

Algo que el mexicano lograba en la vuelta 7, tras una interrupción de tres vueltas por el coche de seguridad. A partir de ahí Checo iba poco a poco subiendo el ritmo hasta sacar a Leclerc de la zona de DRS y acabar la Sprint en primera posición, llegando a conseguir una ventaja de más de cuatro segundos sobre el monegasco.

Tras la Sprint del sábado, llegaba el fuego real con la carrera del domingo. Checo salía tercero, detrás de Max Verstappen y Leclerc, algo que se mantendría hasta el adelantamiento de Verstappen al piloto de Ferrari en la vuelta 4. 

En ese momento todo apuntaba a que tendríamos victoria del neerlandés una vez más, con el mexicano alejado de la victoria. Sin embargo, el ritmo de Checo pasadas las primeras cinco vueltas empezaba a ser realmente bueno. 

No solo acabó adelantando a Leclerc, sino que fue aumentando poco a poco su ritmo con aire limpio y logró entrar en la zona de DRS con su compañero de equipo. 

La defensa de Verstappen era férrea y su ritmo era bueno, pero el de Checo acabó siendo mejor. Max tuvo mala suerte e hizo su parada justo antes de que saliera el coche de seguridad, por lo que no tuvo una ventaja que sí tuvo Pérez al parar una vuelta después.

Tras la relanzada, Max estuvo detrás de Checo toda la carrera. El neerlandés fue incapaz de adelantar a un Pérez sin fisuras que acababa la carrera en primera posición y con una ventaja de dos segundos sobre su compañero.

Foto: F1.com
Foto: F1.com

Definitivamente esta carrera fue una lección de pilotaje de Checo Pérez, que tras esta carrera estaba en posición de pelear el mundial (Verstappen llevaba dos victorias y Checo otras dos).

No obstante, las victorias de Arabia Saudí y Bakú terminaron siendo una excepción a la tónica del mexicano en 2023. No volvió a ganar más y tuvo serias dificultades para conseguir posiciones altas durante toda la temporada, especialmente en clasificación.

Por ahora este año está mostrando un nivel más regular y constante, habrá que ver si Checo logra cumplir con las expectativas o si, por el contrario, sigue sin dar el nivel esperado para un piloto de Red Bull.