El año pasado los Minnesota Vikings sufrieron en sus carnes el tener una de las peores líneas ofensivas de toda la liga. Unido a las dudas que siempre han existido sobre Sam Bradford la temporada parecía complicada para el equipo del norte pero en el primer partido de la temporada toda la ofensiva ha parecido otra, una mucho más divertida de ver.

El partido empezó con el morbo de ver a Adrian Peterson en su estadio con la camiseta de otro equipo, y la primera jugada cumplió con las expectativas, una carrera de 9 yardas, ese fue el único aporte relevante que hizo el veterano RB en el partido. Tras un buen primer drive los Saints acabaron en un FG anotado, el cual fue contestado en un largo drive por parte de los Vikings, con ciertos problemas para arrancar el juego de carrera.

El segundo cuarto fue seguido de una serie de puntos y una lesión decisiva para el encuentro. La baja de Zach Strief transformó al temido front seven de los Vikings, el cual había presionado pero sin mucho éxito a Brees, en una máquina de golpear a Drew, sin opción de escapar. Solo una más que dudosa falta por golpear al QB consiguió que los Saints anotasen el 6-3 en el marcador.

Pero a partir de ahí el final de la primera parte fue un show de lo mejor de Sam Bradford. Protegido por primera vez en Minnesota, el veterano jugador consiguió conectar un drive digno de los mejores pasadores de la liga, con tres pases para 75 yardas y un touchdown de Diggs. Otra gran defensa de Minnesota permitió un segundo drive en los dos últimos minutos que acabó en otro Touchdown para Diggs con una espectacular recepción. El fallo en el extra point por parte de Kai Forbath dejó el encuentro en 16-6.

La segunda parte se inició igual que el final de la primera, solo que ahora quien llevó el control del partido fue Cook, con varias carreras muy sólidas que permitieron un FG sencillo para Kai Forbath. La defensa también volvió a su mejor nivel con un sack de Griffen a Brees que dejó seco al ataque de Nueva Orleans. Mientras que el front seven del equipo de Luisiana conseguía presionar y conectar un sack la secundaria siguió estando muy por debajo del nivel esperable, permitiendo otro pase muy largo para Adam Thielen antes de conseguir acabar con el drive.

Dalvin Cook corre atravesando la defensa de los Saints. Fuente: Minnesota Vikings
Dalvin Cook corre atravesando la defensa de los Saints. Fuente: Minnesota Vikings

Drew Brees casi todo lo puede

El veterano QB es uno de los mejores de la liga por algo y lo demostró con una serie de pases dignos de su carrera, siendo solo parado en las últimas cinco yardas del campo de Minnesota. La jugada acabó en un FG que puso a los Saints a diez puntos de los locales y con alguna opción de remontar el encuentro siempre y cuando la defensa consiguiese parar al ataque de Minnesota.

El siguiente drive de los Vikings, no obstante, fue un drama defensivo, con los Vikings volando tanto con pases de Sam Bradford a Thielen como con Cook aplastando en carrera a los Saints. Para sentenciar el partido Bradford conectó con su receptor favorito el año pasado, Kyle Rudolph, poniendo en el marcador un 26-9 casi definitivo. Brees volvió a hacer volar el balón, pero en las últimas yardas la defensa de Minnesota demostró estar a un nivel extraordinario, forzando otro field goal que dejó el partido en dos anotaciones de diferencia.

Un field goal de Minnesota devolvió la diferencia a 17 puntos pero Drew Brees consiguió el primer TD para los Saints con un gran pase a Cody Fleener. El partido acabó con el 29-19 y la sensación de que los New Orleans Saints están aún más lejos de lo que ya estuvieron el año pasado de los Playoffs. Brees solo puede intentarlo, pero es necesaria una defensa capaz de aguantar mínimamente un ataque decente.

Mientras tanto es un gran momento para ser aficionado de los Minnesota Vikings. La defensa sigue siendo una de las cinco mejores de toda la NFL, pero ahora por fin el ataque parece funcionar. La línea ofensiva tuvo un partido tranquilo, permitiendo un único sack y dándole más de tres segundos a Sam Bradford para soltar el balón. Todo un debutante como el center Elfein incluso apareció en el segundo nivel para abrir huecos a Cook, lo cual es una gran señal.

Adam Thielen y Stefon Diggs parecieron por momentos la reencarnación del histórico ataque del 98 compuesto por Carter y Moss. El día en homenaje a Moss por su entrada al salón de la fama Viking se convirtió también en una muestra de que su espíritu sigue habitando a los jugadores que visten la camiseta morada. El héroe local, Adam Thielen, consiguió 157 yardas de recepción mientras que Stefon Diggs tuvo que conformarse con “solo” 93 pero dos touchdowns.

Sam Bradford toma el snap durante el drive del primer TD. Fuente: Minnesota Vikings
Sam Bradford toma el snap durante el drive del primer TD. Fuente: Minnesota Vikings

Todo esto sirvió para confirmar que Sam Bradford puede pasárselo muy bien con este espectacular cuerpo de receptores. Su rating de 143 es brillante, pero sus 27 pases en 32 intentos para 346 yardas y 3 touchdowns nos enseñan que además de seguir completando pases ahora suelta el brazo. El antiguo número 1 del draft lanzó 8 pases por encima de las 20 yardas, lo cual es un récord para Minnesota desde 2010.

Pero si algo se quedará en la retina de los fans es el segundo advenimiento de un RB dominante en esta década. Dalvin Cook consiguió 127 yardas en 22 carreras, superando el récord que tenía su rival esta noche, Adrian Peterson. Cook además consiguió 10 yardas en tres pases, dando una sensación de peligro en carrera que no existió el año pasado.

En definitiva esta Minnesota sí ilusiona y el enfrentamiento de la próxima semana frente a los Pittsburgh Steelers puede ser un gran termómetro para ver cuántas opciones tiene de ser una de los contendientes a un puesto en la Superbowl que se disputará en su propio campo.

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