Confianza. Una de las palabras más repetidas en el mundo del deporte, y aplicable a cualquier situación. El Valencia llevaba 2 años sin saber lo que era confiar en sí mismo, pero ayer volvió a evidenciar que con Marcelino eso es agua pasada.

Más confianza que juego

La primera parte del equipo no fue ni mucho menos mala, sin embargo, el resultado podría haber sido otro al descanso. Tras los primeros 45 minutos el Valencia se iba ganando por un gol pero con más disparos en contra que realizados. Y la segunda parte no arrancó bien tampoco. El conjunto “boquerón” salió con fuerza y con ganas de empatar el partido, pero fue aquí donde la confianza que ha instaurado Marcelino en el equipo, se destapó.

Ganando únicamente por un gol y viéndose durante varios minutos superado por el rival, el Valencia nunca dudó. Tenía (y tiene) tan claro a lo que juega que por mucho que las circunstancias parecieran que se podían poner adversas, siguieron jugando a lo mismo. Y precisamente haciendo eso, fue como Zaza logró su hat-trick en ocho minutos.

Los delanteros ven la luz

Cuestionados desde el minuto uno por toda la afición, Rodrigo, Zaza y Mina anotaron juntos por primera vez en toda la temporada.

Mina, principalmente, fue la apuesta personal de Marcelino en el partido frente al Levante U.D. No salió todo lo bien que él quiso, sin embargo ayer volvió a apostar por el gallego y este le correspondió.
Movilidad, verticalidad y presión. Son las tres principales –y quizás únicas-, armas de Santi Mina. Ayer logró exhibirlas todas, y fue uno de los causantes de que Simone Zaza se llevara el balón a casa.

De la polémica al hat-trick

Honestidad ante todo, la semana de Zaza ha sido polémica. Pretender esconder que el mensaje de su novia no iba para el técnico es un error. El italiano se enfadó por ser suplente, y no dudó en mostrar dicho enfado.

Y cuando parecía que la cosa se iba a torcer un poco más, llegó Marcelino a sala de prensa a calmar las aguas. “No me importa que un jugador se enfade si no juega, eso significa que está motivado”. Palabras que son más que palabras. Palabras que lograron apaciguar el ambiente con el delantero. Palabras que motivaron al italiano a marcar un hat-trick para así no volver a pasar por el banquillo. Porque, por mucho que Zaza se esfuerce, aquí el delantero que marca es el delantero que juega. No hay más, de eso trata ser un “9”.

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