Después de una racha negativa de resultados, el Sporting ha vuelto a lograr una victoria con la que recuperar las buenas sensaciones de las primeras jornadas. Un gol de Rubén García ha permitido olvidar los fantasmas del pasado y devolver algo de alegría e ilusión entre los parroquianos gijoneses. Sin embargo, esta visión optimista del resultado del encuentro viene acompañada de las dudas que ha provocado el juego del equipo en ciertos momentos del partido. Los gijoneses no lograron convencer a su público, culpa del vistoso dominio ejercido por los rivales. El Lorca, a pesar de salir derrotado, mereció más del duelo, en el que su garra y su buena sintonía en el terreno de juego fueron invalidadas por la falta de acierto de cara al gol. Los hombres de Curro Torres mostraron una muy buena imagen en la alfombra de El Molinón, tan positiva que provocaron más de un pitido hacia los jugadores locales por parte de su público.
Un desaparecido Sporting en los primeros compases
Los rojiblancos llegaban al partido como favoritos ante el Lorca, aunque rápidamente el conjunto murciano se encargó de revertir su considerada inferioridad. El Sporting, que no llegaba en su mejor momento al duelo, se vio superado por los visitantes en los primeros minutos del partido. Las malas sensaciones acumuladas en las últimas citas se hicieron notar sobre los jugadores sportinguistas.
Las ocasiones no materializadas del Lorca, con Manel Martínez y Nando como actores principales, dieron los primeros sustos para los aficionados gijoneses postrados en las gradas del estadio. Las intervenciones de Mariño permitieron a los suyos no encajar el gol tempranero que hubiera significado otro rumbo en la dirección del encuentro. El Sporting, sin pólvora, no lograba crear peligro, a pesar del gol anulado a Scepovic por fuera de juego.
Arreón rojiblanco de cara al descanso
El inconformismo demostrado por el público de El Molinón pareció ser efectivo en la búsqueda de un cambio de actitud en el juego de los rojiblancos. A medida que se acercaba el tiempo de descanso, el Sporting incrementó su esfuerzo y enseñó su capacidad ofensiva, ausente en los primeros minutos. Se vio a un equipo mucho más intenso y preciso. Un potente chut de Canella fue el detonante de la nueva situación.
Durante esos minutos, el conjunto gijonés asedió la portería defendida por Dorronsoro. A causa de ese empuje, el guardameta visitante acabó cometiendo penalti sobre Scepovic. Carmona fue el encargado de ejecutar la pena máxima, ocasión que erró, pero que en la siguiente jugada, un balón devuelto al área fue rematado a las redes por Rubén García. Se adelantaba el Sporting en el marcador.
Continuas idas y venidas
Tras el descanso, las prestaciones de los dos equipos se vieron igualadas, con ambos conjuntos muy activos, sin un dominador claro sobre el césped. Los porteros se hicieron protagonistas, quienes con sus actuaciones, se lucieron ante los intentos de los delanteros. Los dos equipos buscaban recuperar esa superioridad repartida durante los primeros 45 minutos.
Paco Herrera, con la intención de obtener una mayor presencia en el centro del campo, introdujo a Moi Gómez en detrimento de Álex López, novedad en el once titular. A su vez, su homólogo, también incorporó a varios hombres de refresco en el terreno de juego. A pesar de esas medidas, la igualdad siguió imponiéndose, situación que benefició los intereses del equipo asturiano que, con el paso de los minutos, consiguió hacerse amo y señor del encuentro, ante las caras largas de un rival cansado que no veía opciones de establecer las tablas.
Debut especial en El Molinón
El duelo de este sábado significó la primera visita del equipo murciano al coliseo gijonés. Las diferencias históricas contrastan este hecho, producido en un día ya especial por una razón más, el cumpleaños de Quini. El destino quiso que este primer partido del Lorca en El Molinón coincidiese el día en el que "El Brujo" cumplía 68 años.
Como detalle por su fecha, los jugadores del Lorca y el equipo arbitral le regalaron una camiseta del conjunto murciano firmada por toda la plantilla y unas tarjetas reglamentarias (una roja y una amarilla) firmadas y dedicadas al histórico exfutbolista.