El Sevilla pasa por uno de los peores momentos que se recuerdan en los últimos años. En la temporada pasada, con Emery en el banquillo, se encadenaron rachas de malos resultados pero esta vez el contexto es distinto y el futuro gris. Por ese entonces no había fractura en el club, o al menos tan pronunciada y evidente como lo es ahora, Biris Norte era el altavoz que siempre ha sido y uno de los motivos para llamar al estadio La Bombonera. Ahora es distinto, éste y otros sectores del campo se han callado y solo alzan la voz de nuevo para arremeter contra la directiva, y más en concreto contra el presidente, José Castro. Todo esto unido a la marcha de uno de los máximos artífices de los títulos logrados y un estandarte del sevillismo como es Monchi, provoca frustración en la grada que mira de nuevo al palco señalando culpables por no haber retenido al director deportivo.

Y mientras, en el campo, el equipo ha perdido mordida, simula sin ganas ni ambición, con aparente lucidez solo en los últimos minutos de cada partido. Un equipo que no es lo que era. Jugadores importantes como Samir Nasri o Franco Vázquez han dejado de sumar, incluso han empezado a restar. El caso del argentino es llamativo, un jugador que siempre había entrado en los planes del entrenador como titular indiscutible aún sin jugar a su mejor nivel.

Contra el Barcelona, el “Mudo” podría volver a ser de la partida y es que el ex del Palermo aporta matices y detalles que le colocan el sello de jugador importante para el encuentro. Su buena presión en la salida de balón de la defensa rival, su altura y corpulencia junto al buen trato del balón que no le quema en los pies, son características casi únicas en la plantilla y puede convertirse en determinante si el Sevilla quiere llevarse un resultado positivo del Camp Nou.

Al igual que hay jugadores que no están teniendo un buen rendimiento, hay otros como Correa que sí. El argentino ha sido una de las pocas noticias buenas en los últimos meses, se ha visto una gran versión del mediapunta, rápido y desequilibrante buscando el desborde, jugando la pelota con sentido y mirando en todo momento a la portería rival. El “Tucu” estaba pidiendo minutos y los ha encontrado, ha sido titular en los últimos partidos y mañana se cuenta con su sacrificio, frescura y determinación junto a Vitolo, jugador de características similares.

En el FC Barcelona no hay dudas, su puesta en escena es conocida por todos, un 4-3-3 que cuenta con tres de los mejores delanteros del globo. Messi llega descansado tras cumplir ciclo la pasada jornada, un verdadero quebradero de cabeza para Sampaoli que conoce ese 4-3-3, pero la formula de cómo parar al astro argentino es desconocida para cualquier entrenador. En 29 partidos contra el Sevilla, Lionel Messi ha marcado 27 goles.

El Sevilla puede optar mañana por dos sistemas según se ha visto durante la presente campaña: 5 o 4 defensas. En el partido de vuelta de la Supercopa de España en el Camp Nou, Sampaoli alineó a tres centrales con dos laterales/carrileros para subir la banda constantemente. El Sevilla acabó encajando tres goles. Con la pizarra en la mano se prefirió afianzar la parcela defensiva del equipo renunciando así a tener más presencia ofensiva y terminó pagándolo, de una forma u otra el Barcelona siempre encuentra un hueco, haya los defensas que haya. El segundo sistema es mucho más ofensivo, permite buscar el área rival en todo momento, tanto con una presión alta como con posesión en 3/4 partes del campo, y lo más importante, es un sistema adecuado para estorbar y no dejar jugar al faro del Barcelona, Sergio Busquets. Con este sistema el apartado defensivo queda más afectado.

Con un sistema u otro, el Sevilla puede salir a defender, pelear la posesión, atacar o contragolpear, pero lo verdaderamente importante  y necesario es que vuelva a encontrar la seña de identidad perdida: fuerza, garra, sacrificio y lucha. Casta y coraje.