Colíder e invicto. Inmejorable carta de presentación del Villarreal B en El Collao. Aguardaba en su feudo un Alcoyano herido en cuanto a resultados y en paulatino progreso en lo que a sensaciones se refiere, pero con un talón de Aquiles impropio en los blanquiazules: no conoce todavía la victoria en casa. Y la situación no iba a cambiar en la sesión vespertina dominical.

Cerca de millar y medio de espectadores poblaban las gradas de El Collao deseosos de cerrar con triunfo una semana repleta de efemérides alcoyanistas. El club, que cumplió estos días sus 89 años de existencia, disputaba su partido 500 como local en Segunda División B. Pero la guinda del pastel no la pusieron los futbolistas de Toni Aparicio en forma de victoria ya que solamente pudieron rascar un empate ante el mini submarino amarillo.

Control amarillo

Los pupilos de Calleja demostraron desde los compases iniciales del choque su buen hacer con el balón en los pies. Los futbolistas del filial fueron los dueños y señores de la posesión en el los primeros minutos del juego. Su salida de balón, siempre en corto, obligó al Alcoyano a estirarse y volvió dubitativo al conjunto de Aparicio, que no sabía si presionar arriba o resguardarse.

Aunque parecía que los blanquiazules se estiraban y mostraba cada vez mayor actitud ofensiva gracias, fundamentalmente, al despliegue físico y a la omnipresencia de Ribelles y Omgba, fue el Villarreal B quien se adelantó en el marcador. El reloj fregaba la media hora cuando Raba se deshizo de cuantos jugadores le salían a su paso y encaró a Bañuz. Su intento de golpeo salió rebotado pero cayó en los pies de Dalmau, quien solo tuvo que empujarlo al fondo de las mallas.

Viejos fantasmas empezaron a revolotear sobre el cielo oscurecido de El Collao. Tercer partido que los blanquiazules disputan como locales esta temporada, tercera vez que los rivales se adelantan en el tanteador. Intentó remediarlo rápidamente el Alcoyano y solamente el larguero le privó de ello. Mario Fuentes estrelló contra la madera, previo roce de Diego, un lanzamiento de falta directa. Herido en su orgullo, el equipo de la moral intensificó sus llegadas y reclamó dos penas máximas que no señalizó el colegiado andaluz.

Su afán por conseguir un rápido equilibrio en el marcador pudo costarle caro al Deportivo Alcoyano. Miguel Bañuz evitó, con dos intervenciones de gran mérito en sendos mano a mano, que Raba pusiese demasiada tierra de por medio y prácticamente cerrase el encuentro. Precisamente fue Raba, el jugador más desequilibrante de los amarillos, quien enfilase el camino a vestuarios antes de tiempo, ya que vio la segunda amarilla por una aparatosa entrada en el minuto 42, instantes después de errar su segundo cara a cara ante Bañuz.

Corazón blanquiazul

La tónica no varió en el amanecer del segundo acto. Pese a contar con un futbolista menos, el Villarreal B ocupó muy bien el terreno de juego y fue el dueño de la posesión del balón. Quiso acabar con ello Aparicio y dio entrada a Cubero, en detrimento de Pau Bosch, en busca de mayor control del esférico. A pesar de ello, la igualada llegó en una jugada a balón parado. Ribelles cabeceó preciso un balón servido por Gato al corazón del área tras botar una falta en línea de tres cuartos.

Poco más, salvo la emoción de la recta final de un choque a tumba abierta y con más corazón que cabeza. Contragolpes sin remate del Villarreal B como respuestas a ataques continuos pero inertes de un Alcoyano que embotelló sin premio al filial groguet. Con el reparto de puntos, el Deportivo deberá esperar al menos dos semanas más para tratar de vencer en El Collao, mientras que el Villarreal B cede dos puntos en su lucha en lo más alto de la tabla ante Elche y Mallorca.

Ribelles 3
Miguel Bañuz 2
Raba 1

 

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