La victoria cosechada por el RCD Mallorca ante el Leganés fue algo más que tres puntos a añadir al casillero. El club bermellón no estaba pasando por su mejor momento y tanto entrenador como jugadores eran conscientes de ello. La liga deparó que esta sería una temporada de altas y bajas, una montaña rusa que no encuentra mayor final que el que depara la fina línea que separa la permanencia del descenso. Una línea que multitud de equipos quieren evitar, entre ellos un Mallorca que miraba a veces ya más por su honor que por los puntos.

Sin embargo, aquella reunión de Fernando Vázquez con los capitanes antes del enfrentamiento ante el Leganés tuvo el efecto deseado. Era un rival difícil, tal vez, el más complicado del momento. Un Leganés que venía en racha y con la esperanza de mantener una semana más el liderato ante un Deportivo Alavés que este año está sorprendiendo. El Iberostar Estadi era el sitio del cambio, nunca mejor dicho. 

El Leganés no encontró su juego ni su ritmo en los noventa minutos de encuentro, mientas que el Mallorca si que encontró algo, encontró a un jugador que llegó para lo que hizo el pasado sábado, hacer disfrutar y conseguir puntos. Adrián Colunga fue el salvador del Mallorca, fue ese jugador que lucha todos los balones con alma de canterano y con sentimiento de guerrero. Ese jugador que puede valer por dos cuando nadie contaba con él. 

Adrian Colunga puede ser ese jugador que se necesita en momentos claves. Adrián necesitaba dar este paso al frente y decir "aquí estoy yo". Suerte que ha sido ahora, cuando todo está aún por jugarse, y no más tarde, cuando el verano sea juez del futuro de muchos equipo. Toca seguir subiendo en la escalera al cielo, eso sí, sin descuidar el suelo...

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Sobre el autor
Miguel Rubio
Coordinador del fútbol portugués en VAVEL y redactor en Fichajes.net. Divirtiéndome con mi gran pasión: el periodismo deportivo