Jornada unificada, mucho en juego y siete partidos disputándose al mismo tiempo entre los equipos que se jugaban algo en la penúltima jornada liguera de cara a lo que resta de competición. En el caso de San Mamés, los dos equipos que se verían las caras se lo jugaban todo: el Athletic, su presencia en puestos europeos de cara a la campaña que viene, y el Leganés, la permanencia. El ambiente acompañaba a la situación con un estadio a rebosar de leones, sin obviar la presencia de medio millar de pepineros desplazados hasta Bilbao ante la magnífica oportunidad que tenía su equipo por delante.

El encuentro comenzó con supremacía local y el incentivo que supone la retirada de un mito de la portería como Gorka Iraizoz ante su afición. Los primeros compases fueron para los de Ernesto Valverde, que vio transformada su superioridad con un tempranero gol del killer del equipo, Aritz Aduriz (minuto 14). El 9 rojiblanco cazó un balón en el área pequeña tras un disparo de Balenziaga y una gran jugada de Muniain, para poner el uno a cero en el luminoso. Ese tanto desmoralizó a un Leganés que nunca llegó a bajar los brazos a pesar de ser conscientes de la dificultad de la situación, mientras que el Athletic, con el resultado a su favor, veía cumplido sus pronósticos momentáneamente.

El gol de Burgui, jugador del Sporting, en Ipurúa llegaba a los oídos del cuerpo técnico blanquiazul, que no tuvo ni tiempo de lamentarse de ese tanto y sí de aplaudir ante la gran parada de Nereo Champagne, hoy meta pepinero, a disparo de Aduriz. El guardameta evitaba que el Athletic ampliara diferencias y mantenía la ilusión intacta. Aún así, los rojiblancos llegaban una y otra vez al área rival, el Leganés seguía atenazado en su campo propio y el pitido que indicaba el fin de la primera mitad era lo mejor que les podía suceder a los pupilos de Asier Garitano.

El Athletic celebra el primer tanto del partido | Foto: La Liga

Ínsua entraba en el terreno de juego para afrontar la segunda parte, sustituyendo a Siovas y metiendo sangre fresca al terreno de juego. De hecho, el descanso fue lo mejor que le podía pasar al Leganés visto lo visto. Asier debió de decir sus palabras mágicas en el vestuario para, una vez más, hacer creer a cada jugador de la plantilla de que era posible puntuar y salvarse en San Mamés. Solo había que creer. Y el Lega creyó.

Szymanowski dio al Lega el gol de la salvación

En el inicio de los segundos 45 minutos se vio a un Leganés distinto, diferente. Los pepineros se estiraron y, de primeras, Bustinza hizo trabajar a Kepa con un potente remate que el portero desvió. Como sucedía en la primera parte, marcó el equipo que mejor plantado estaba sobre el césped. Gabriel volvió a frotar la lámpara y Szymanowski a convertirse en el genio. Un pase magistral del brasileño habilitó al argentino, que llegaba desde atrás, para poner el balón en el fondo de la red (minuto 60). Ahí estaba, el gol que parecía que no iba a llegar nunca. El gol que podía significar la salvación.

El autor del gol del Leganés, Szymanowski, en un lance del juego con De Marcos | Foto: La Liga

El Athletic se negó a conformarse con el resultado y el Lega, que ya había hecho lo más difícil, estaba obligado a mantener las tablas en el marcador y aguantar el chaparrón. Aduriz remató rozando el palo, al tiempo que miles de corazones pepineros se paralizaban y, por si fuera poco, con el tiempo reglamentario cumplido, el esférico golpeó en el brazo de Pablo Ínsua en una acción punible dentro del área que el colegiado no señaló. Cuatro minutos de añadido en La Catedral, cuatro minutos que parecían eternos para unos y efímeros para otros, hasta que llegó el pitido final y, con él, un torrente de emociones, sentimientos y lágrimas sobre el césped.

El Leganés era, matemáticamente, equipo de Primera División por segunda temporada consecutiva. Los aficionados pepineros atronaban el Nuevo San Mamés, acompañados por los aplausos de la afición rojiblanca reconociendo la permanencia de un equipo que se ha ganado a pulso mantenerse en Primera, después de estar toda la temporada fuera del descenso y luchando en la cuerda floja por no caerse en la zona roja. El Lega no se cayó, el Sporting sí y el Athletic tendrá que pelear en la última jornada por estar en Europa. Los pepineros, por su parte, llegarán con los deberes hechos a Butarque, con la permanencia sellada y con el orgullo de haber logrado lo que han buscado durante 37 jornadas. Ahora sí que sí, ahora sí que se puede gritar al cielo aquello de "el Lega es de Primera, es de Primera...".

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