Tenía que ser el partido. Tenía que ser en casa, ante la afición. La afición que ha llevado en volandas al equipo durante buena parte de la temporada. Ésa se merecía ver el ascenso en Montilivi. Los hinchas gerundenses ya marcaron el primer gol varias horas antes que empezara el choque. Se citaron en los aledaños del estadio y entonaron varios cánticos de más diversa índole. Además de los de ánimo para los jugadores, también se acordaron del Gimnàstic de Tarragona y del Lugo. Aguantaron lo que la lluvia dejó caer en Girona y enloquecieron con la llegada del autobús de los jugadores locales.

Machín introdujo tres cambios en el once inicial respecto a los protagonistas de la semana pasada en Tarragona. Dos por obligación -Aday se colocó en el carril derecho en sustitución de Maffeo y Eloi remplazó a Pere Pons- y uno por cuestiones tácticas -el técnico soriano prescindió de Longo arriba para jugar con Borja García al lado de Portu y colocar a Sandaza como única referencia en ataque-. 

Los primeros minutos fueron de tanteo mutuo, como si de un pacto de no-agresión se tratara. De hecho, así se había especulado durante la semana en ambas ciudades, dado que un punto permitía a los dos equipos conseguir sus objetivos. Mientras que el Girona con el empate era de Primera, el Zaragoza conseguiría amarrar la salvación en una temporada bastante deprimente. En el minuto siete, Lanzarote recibía un pase de Edu Bedia y remataba desviado, en la primera intentona maña. Los minutos pasaban y no fue hasta el 26' que los de Láinez lo volvieron a intentar con un remate desviado de Marcelo Silva desde la frontal del área.

En el minuto 32 Eloi daba el susto de la tarde al caer sobre el césped tras un encontronazo con un rival zaragozano. Al final de la primera mitad, el Girona pareció tener algo más de presencia en campo contrario, aunque sin peligro concreto sobre la portería de Ratón, que no tuvo que intervenir en los primeros 45 minutos. Ninguno de los equipos tomó ningún riesgo que pusiera en peligro el empate que beneficiaba a ambos.

Más de lo mismo

La segunda mitad fue por los mismos derroteros que la primera parte. Tocar, tocar y tocar. Posesiones largas, sin arriesgar lo más mínimo y timidísimas presiones rivales. Ahora tocaba el Zaragoza, después lo hacía el Girona. Los más de 9.000 aficionados que se dieron cita para el choque, más pendientes de hacer la ola que de mirar el espectáculo sobre el terreno de juego, solo esperaban que se llegara al minuto 93 con el mismo resultado.

Xumetra, un viejo conocido del club de Montilivi, ingresó en el minuto 61. Láinez buscó más profundidad por la banda con 'la bala de l'Estartit', que fue aplaudido por la afición gerundense tras su paso por el club (desde 2006 hasta 2010). En el 67' se produjo el primer saque de esquina del partido, favorable al Girona, dato sintomático de cómo se desarrolló el encuentro. Tal fue el acuerdo entre los dos clubes que el público local entonó el grito de "Zaragoza, Zaragoza" cuando faltaba un cuarto de hora para el final.

En los instantes finales del encuentro hubo tiempo para la emoción con la entrada de Felipe Sanchón y Richy en el bando local, dos jugadores que han dado mucho al club y a los que Machín quiso brindar con la última oportunidad de jugar en Montilivi dada su decisión de no renovar con el club. Los cánticos al unísono de "A Primera, a Primera" se confundieron con el pitido de final, cuando el público estalló de júbilo al ver que, dentro de unos meses, pisarán este césped los jugadores de FC Barcelona, Real Madrid, Atlético de Madrid, Sevilla y los demás grandes del fútbol estatal. El fútbol le debía una al Girona y este año se ha cumplido. El sueño ha dejado de serlo para dar paso a la realidad.

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