El fútbol es mucho más que números. Aunque hay analistas y propios aficionados que habitualmente recurren al tópico de "los números no mienten" para desprestigiar o valorar en menor medida a algún personaje futbolístico, lo cierto es que el fútbol no se basa solamente en las estadísticas. Las sensaciones tienen un papel fundamental en el mundo del fútbol, aunque no gane siempre el que tiene mejores sensaciones, gana siempre el que tiene más puntos o ha metido más goles, es decir, el que tiene mejores números. No obstante, el fútbol va mucho más allá del campeón, el fútbol se basa en números, sensaciones, tácticas, pensamientos...

Unai Emery es un claro ejemplo de que el fútbol es más que números. Si revisamos el historial del técnico español frente al Barça, encontraremos un pobre balance de solamente dos victorias en la totalidad de 24 enfrentamientos entre equipos dirigidos por Emery y el club catalán. Sin embargo, los conjuntos de Unai, empezando por el Almería, pasando por Valencia, Spartak de Moscú y Sevilla, y terminando en el PSG, siempre han presentado batalla ante el Barça. El técnico vasco ha puesto en apuros a los jugadores azulgranas con su meticulosidad, con su inteligencia táctica y con su intensidad.

Esos tres aspectos son básicos a la hora de entender al Unai Emery entrenador. Quizás, el espejo en el que debería mirarse cualquier equipo entrenado por Emery es, casualmente, en el partido de ida de los octavos de final de la presente campaña de la Champions League. Ese partido, terminado en 4-0 ante el Barça, es el fútbol que entiende Emery elevado a la máxima potencia. Es el partido perfecto para Unai.

Intensidad, presión alta, ser protagonista del encuentro con el balón, asfixiar al mediocampo rival, aprovechar las jugadas a balón parado, correr siempre más que el rival, ser verticales cuando el juego lo permite y letales en la definición. Todo eso se vio en el feudo parisino el pasado 14 de febrero. Por estos motivos, el PSG llega al Camp Nou con esta amplia ventaja, obligando al Barça a tirar de épica y heroicidad para darle la vuelta a la eliminatoria y evitar que el conjunto francés se coloque en los cuartos de final de la Champions League.

Emery tuvo un inicio complicado en la capital francesa. Su estilo de juego era relativamente nuevo en el club parisino, que también tuvo que lidiar con la marcha de su máxima e indiscutible estrella, Zlatan Ibrahimovic. A partir de ahí, Unai quiso formar un equipo equilibrado con una guinda en la punta de la delantera, el uruguayo Edinson Cavani. El charrúa, en la temporada pasada desplazado a la banda para dejar el centro del ataque a Ibrahimovic, ha demostrado que él es un delantero de área, y que el rol que le está dando Emery le va a las mil maravillas. Es, a día de hoy, uno de los máximos artilleros del continente europeo, en gran parte gracias al equipo que tiene montado el extécnico del Sevilla.

Emery ha introducido el 4-3-3, sistema que ya utilizaba en el Sevilla, y tiene a su once tipo en estos once jugadores (algunos están lesionados y no van a poder ser de la partida ante el Barça):

Aunque el equipo titular ya está repleto de grandes nombres, en el banquillo también podemos encontrar posibles soluciones de mucho nivel, con jugadores de la talla de Lucas Moura, Javier Pastore, Ben Arfa o Rabiot. Pero uno de los jugadores que ha llegado y ha besado el santo ha sido Julian Draxler. Junto a él ha llegado una creciente mejora del juego del equipo, y una adaptación a los automatismos que propone Unai Emery.

En estos automatismos, los laterales juegan un gran papel. Ante defensas adelantas o presiones altas, los laterales son en muchas ocasiones las principales bazas para empezar la jugada de ataque, ya se atacando por el exterior o metiéndose por el interior. Meunier ya dejó reflejada tal virtud del juego en el cuarto gol logrado ante el Barcelona, obra de Cavani. Cuando estos llegan al ataque, habitualmente se intercambian las posiciones con los extremos, que suelen jugar a pierna cambiada en muchas ocasiones.

El centro del campo también es fundamental para este PSG. Motta, Verratti y Matuidi, que son los jugadores más utilizados, no paran de correr en todo el encuentro, trabajando a destajo a la hora de recuperar el balón pero también haciendo de enlace entre la defensa y la delantera, y controlando el juego cuando el partido lo requiere. En muchas ocasiones, estos también se suman al ataque con mucha peligrosidad, en especial Matuidi.

Emery no es, para nada, un desconocido en el mundo del fútbol. Sus métodos, muchas veces criticados, acaban dando sus frutos en todos los equipos en los que ha entrenado. Este PSG solamente está en el inicio de la era Emery, por lo que parece, pero ante el Barça ya demostró que la filosofía del entrenador vasco ha calado hondo en la parroquia parisina.

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Sobre el autor
Joan Coll
Menorquín de 20 años. Futuro licenciado en Comunicación cultural por la Universidad de Girona. Jugador de baloncesto en mis tiempos libres, apasionado del fútbol y del Barça gracias a mi abuelo. Antes de morir tengo que ir a Anfield.