Es un hecho que el Real Betis Balompié se ha reforzado con jugadores de gran nivel para poder afrontar una temporada ilusionante. Nombres como el de Cristian Tello, Sergio León o Javi García han despertado ilusión en la parroquia verdiblanca.

Pero, sin duda, el más ilusionante de todos es el mexicano Andrés Guardado. En España lo conocimos como un jugador de banda rapidísimo, con desborde y con una pierna izquierda capaz de colgar balones al área con total precisión. En los últimos dos años, en los que ha jugado en el PSV holandés, le hemos visto en una posición que impresionó totalmente. Impresionó el hecho de ver a ese jugador de banda que conocimos en España situado justo por delante de los centrales, por dentro, y siendo el encargado de sacar la pelota desde atrás.

En esa posición desprovecha la gran velocidad que posee pero explota otra de sus mejores cualidades; su precisión con la pierna izquierda. A esta precisión se le suma una visión de juego que ha desarrollado en los últimos años y que ha ido a más.

El mexicano supo adaptarse a ese lugar en el campo tan difícil de cubrir como es ese puesto de '5', ya que la responsabilidad que se debe adquirir es enorme. Por ahí pasa todo lo que suceda en el verde. El '5' debe empezar la salida de la pelota desde atrás, dándole el primer desmarque a los centrales y a partir de ahí ir avanazando en la jugada.

Pero, además de esa resposabilidad del inicio de la jugada de ataque, el jugador del pivote debe ser parte de la defensa muy activamente. Normalmente, el jugador que da el último pase del equipo rival va a ser el que caiga en la posición que le corresponde cubrir al '5'. Por esto, este jugador es importante en defensa y en ataque a partes iguales, de ahí su complejidad.

Habiéndolo visto en este lugar, el Real Betis, con Serra Ferrer a la cabeza, se fijó en jugador mexicano para cubrir ese puesto en el equipo de Quique Setién. El nuevo estilo del equipo verdiblanco, basado en tener la posesión del balón el mayor tiempo posible necesitaba a ese jugador. Jugador de una exquisita calidad, capaz de asociarse y de sacar con seguridad la pelota.

Pero, además de Guardado, para el puesto de pivote llegó el experimentado Javi García, jugador de la misma posición pero de un corte más defensivo. Un jugador con gran poderío físico, capaz de jugar también de central. Un jugador que aporta más en defensa que en ataque.

Frente al Celta de Unzué, el técnico verdiblanco probó en juntar a ambos jugadores, además del valenciano Camarasa. Javi García ocupó el puesto de pivote defensivo y Andrés Guardado, sobre el papel, ocuparía uno de los volantes. Realmente, el mexicano se movió por todo el centro del campo, teniendo libertad para llegar a la frotal.

Esta prueba de Setién pareció completarse con éxito, no solo por la victoria, sino por el gran juego que demostró el club verdiblanco siendo aún el segundo encuentro liguero. A partir de ahora, veremos a un Guardado más ofensivo, más partícipe de los goles verdiblancos.

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