Dilema moral. Punto de inflexión. ¿Me quiere no me quiere? Nubarrones, atasco, congestión de pensamientos en el ambiente más interno del Atlético de Madrid.  Correctivo para la reflexión, el partido ante el eterno rival y su resultado con herida de hemorragia grave deja patente una duda en el seno rojiblanco, una decisión para Simeone y los suyos de aquí en adelante. Una filosofía atascada entre dos vertientes, dos flujos, dos caminos de distintas direcciones, con distintos dibujos en el cauce, pero con la intención de la misma desembocadura.

Volver a la esencia más primaria, la que dio el empujón, la que colocó al Atleti donde ahora está y la que convirtió al Atleti en lo que ahora es, o por el contrario seguir, confiar, seguir el camino más conceptual y moderno de la ambición y la valentía . Extremismo en ocasiones entre la precaución y la lujuria, pero el debate está servido. Tras la bofetada del pasado fin de semana ante el máximo rival y el estado actual del equipo se ha abierto el debate.

¿Se ha perdido la esencia? ¿ se ha acabado la paciencia de esperar? ¿ se diluyó la forma tan estructurada? ¿ se acabó la fe en la rocosidad? ¿ se acabó la humildad y comenzó el desmelenamiento? Muchas preguntas se lanzan al aire de la atmosfera del Vicente Calderón. Un Vicente Calderón que seguro, ya perdonó la triste despedida en un derbi pero que no logra evitar el debate abierto y el punto de inflexión que existe tras el duro varapalo.

No es una invención, es real; Simeone ha evolucionado, ha dado un paso adelante. Se ha dejado ver, en este inicio, un nuevo Atleti, más ambicioso, más ofensivo, más valiente. Como si otro paso se hubiera dado. Asentadas unas bases de casi un lustro de trabajo y solidificación, y seguramente tras un segundo fracaso en una final europea, el entrenador argentino ha mostrado una nueva cara , como si de una nueva etapa de su plan se tratara. No es ninguna leyenda, es real como la vida misma. Pero en cualquier caso no es ninguna  utopía. Licito como cualquier decisión táctica.

Existió un Atleti que se colgaba del larguero, que tendía una numerosa trampa en en el centro del campo y que salía al contragolpe para matar. Ahora ese equipo cuenta con lo mismo pero ha rebajado las trampas defensivas (pérdida de mediocentro posicional y ligereza en los interiores llevados más al ataque). Los añejos equipos de Simeone contaban con su mejor baza en la punta de lanza, goleadores, rematadores, gladiadores con el 9 en la espalda –o 19-, el Atleti moderno se está adaptando a un 10, disfrazado de 7, como jugador clave. Un líder moderno, de entrelineas, del todo. Modernización.

Un levantamiento, una revolución de un equipo cansado de la dictadura de los dos grandes. Un líder argentino que fue escuchado y seguido por un ejército con navajas ante una inmensa tropa con tanques. Como la Galia de Astérix, este pequeño pueblo rojiblanco resistió y resistió hasta hacerse tan fuerte como ellos. ¡Ojo!, tan fuerte como ellos. Tras eso, como ley de vida que es, la ambición del ser humano es no detenerse, no conformarse.  Dos frustraciones en forma de final incrementan, además, el coraje y la voracidad. Las ganas crecen, la ambición también.

Todo eso, proceso por proceso, etapa por etapa, paso por paso, no se frena, prosigue. El ser humano no se detiene, no se conforma. Y Simeone, amigos, es humano. Igual que se equivoca, mira a la evolución, al no estancamiento. Lo ha hecho, ha vuelto a evolucionar. El “partido a partido” puede incluirse en esas fases o etapas. No solo fue un año, el “partido a partido” también puede significar un llamamiento a la paciencia, al descubrimiento de etapas. El alcanzar metas, poco a poco, asentando bases. Ningún inicio es sencillo. Es por ello que debería de aplacarse el debate que surge, única  y exclusivamente, tras la derrota ante el Real Madrid.

El aficionado, la prensa, la crítica, las voces. Todos se hacen eco de la goleada del Madrid al Atleti. Se ensalza al equipo blanco, se hunde al equipo rojiblanco. Las críticas se ceban, la duda prevalece y el debate se instala en el ambiente colchonero. ¿No os dais cuenta? Todo esto es producto de una evolución, también del aficionado, del rival y de todo el ámbito futbolístico. Si esta derrota es sonora es porque el Atleti ha llegado a conseguir que perder ante el Real Madrid sea noticia. Todo está dentro una evolución constante, una evolución que Simeone ha asumido en silencio y que está llevando a cabo. El futbol no tiene memoria ni espera por nadie. Renovarse o morir.

¿Y si se cambia el punto de vista? ¿ y si se asume que estamos en la cima y que es licito el querer mantenerse? ¿  y si se tiene paciencia para asentar este nuevo nivel de vida? ¿ y si se cambia el chip? Todo el cambio es posible manteniendo las mismas bases, que por otro lado siguen intactas. El trabajo, el desempeño, la estructura siguen bien trabajadas por mucho que algunos quieran negarlo. El pasado fin de semana fueron capaces de desestructurar el bloque gente como Isco, Modric, Cristiano y compañía. Unos cualquiera no son precisamente.

¿Y si la falta de Ronaldo no rebota de manera trágica? ¿ y si el rebote le sale a Carrasco en algún disparo? ¿y si el penalti no es señalado? Sin dejar la autocrítica, que aún en proceso de asentamiento de otro estilo es recomendable y necesaria, a un mal partido, se deberían  silenciar las alarmas, no sacar las armas con tanta velocidad, tan solo mantener la tensión y la paciencia hacía otro gran viaje. Simeone nunca ha fallado a largo plazo, paciencia.

Hace tres semanas era un Atleti prometedor, ambicioso, ofensivo, con ganas, con juego, con todo. Ahora hay que volver a los orígenes por un descalabro. ¿Descalabro? Cristiano, Bale, Isco, Modric, Marcelo, un gol de rebote, un penalti clave cuando mejor se estaba. Quizás en un bache, sí, pero en el proceso de equipo ilusionante. Detengan el debate, aplácenlo. Paciencia, esperen. Para los nuevos proyectos siempre hay ajustes, retoques. Y no olviden como ha sido esta fuga que tanto está dando que hablar.