No están siendo unos meses tranquilos tanto en Qatar como en las oficinas del PSG. Desde el comienzo del verano el país qatarí se encuentra aislado en buena parte políticamente, lo que a punto ha estado de extenderse al mundo del fútbol, ya que al club parisino lo patrocina la importante aerolínea de los Emiratos Árabes Unidos.

El riesgo es evidente, ya que el país es víctima de un embargo por parte de los países fronterizos en el marco tan complicado que supone Oriente Medio. Estas tensiones corrían el riesgo de extenderse al mundo del fútbol, donde se mueve unas cantidades ingentes de dinero y donde se dan patrocinios millonarios, como es el de este caso.

Calma tensa

Por el momento se mantiene un estado de calma tensa que no beneficia a nadie, aunque la compañía Emirates quiso tranquilizar a todos a través de un portavoz, que transmitió a su vez a la AFP el deseo de la compañía de cumplir hasta el final el contrato vigente entre ambas partes, vinculadas hasta el año 2019.

Los dos países citados siguen manteniendo por tanto sus relaciones en el terreno deportivo, no así en el diplomático, ya que esas afinidades se hallan en estado de ruptura provisional, a la espera de alcanzar algún tipo de acuerdo que alivie la tensión que les rodea.

Por su parte, los parisinos se hallan ya inmersos en lo deportivo en el comienzo de la Ligue 1, tras ganar en su debut liguero en casa ante el recién ascendido Amiens. El club sigue a la espera del transfer de Neymar, flamante fichaje procedente del F.C. Barcelona, que espera su oportunidad en el país galo. El brasileño podría debutar este domingo ante el Guingamp, o bien ante el Toulouse el día 20. Líos burocráticos por tanto en la sede del PSG en una temporada que ha comenzado muy movida y en la que esperan dar el salto definitivo en Europa.

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