Mucha expectación por parte de la afición local, debido al querer mantener el registro apoteósico logrado el curso pasado. Un ambiente sensacional lleno de optimismo, recordando  que el equipo que cuenta con el  respaldo de la transnacional “Redbull” viniera de hacer su debut en la Champions league con un empate a un gol frente al vigente campeón francés, Mónaco.

En frente, estaba el Monchengladbach que venía de caer ante el Eintrach Frankfurt por 0-1, en la jornada anterior del torneo germano.
Ambos entrenadores presentaban en el campo, un 4-4-2.  Hasenhüttl por su parte, daba entrada a Ilsanker, Bernardo, Keita, Laimer, Kampl y Augustin. Modificación de intérpretes, para buscar frescura y rotación con respecto al último partido que disputaron por la máxima competición continental.

Mientras que Dieter Hecking con su habitual 4-4-2, con el que ha iniciado la temporada. El otrora estratega del Wolfsburgo, solo presentó una modificación con respecto al último partido liguero. La cuál era, Jonas Hofmann  en lugar de Patrick Herrmann.
Marco Fritz daba el pitado inicial y a los 2 minutos de juego, el Gladbach avisaba con un remate de Hofmann, tras una buena combinación entre Raffael y Stindl, quien este último diera un centro rasante para que el ya mencionado extremo “potro”, rematara por sobre el larguero. El primer intento de los de Hecking, cuando amanecía el partido, hacia pronosticar una vorágine de llegadas y remates por parte de ambos elencos. Manteniendo la expectación de encontrar sobre el verde un partido más que interesante.
No obstante el sistema del 4-4-2 usado por los dos entrenadores, les otorgaba un cierto orden a la hora de planificar cada argumento ofensivo. Por lo cual cada avance rival, y  casi en coacción, cada escuadra tomaba un rol más defensivo y de mucho estudio para afrontar cada transición ofensiva y/o defensiva. En el minuto 4 el equipo local, contestó el primer ataque “potro” con un remate de Forsberg desviado.

Keita, Kampl y Werner lideran al Leipzig en la primera parte

Tener una base sólida conformada por Naby Keita, es un sinónimo de dinamismo y de un buen ensamblaje para conectar el medio con la línea de ataque. Y si le  sumamos que a la línea de medios de ataque están Kampl  y Forsberg, entonces la ambiciones serían aún más tendenciosas. El Leipzig con estos nombres propios, empezó a adueñarse del control del partido, y con el correr de los minutos comenzó a asentarse en campo rival. Mientras que el Borussia esperaba muy cauto, apostando a algún error y al buen trabajo como  “pivote” de su ariete, Lars Stindl.

En el minuto 17 , en una buena transición del medio a la izquierda comandada por Kevin Kampl, quien sorteó los medios rivales y colocó un pase profundo entre líneas  para que irrumpiera el lateral Bernardo, quien con un centro encontrara al "killer" Timo Werner y adelantara a los locales en el marcador. Confirmando así, su buen momento goleador, obteniendo un registro de 4 goles en 4 partidos jugados en el actual curso de Bundesliga.
No es tan de sabios entender que el fútbol es de “momentos”, y haciendo referencia a ese axioma, los de Hasenhüttl tomaron las riendas del partido. Lo que se tradujo en una buena sincronía de pases, con la participación estelar de Keita, Kampl y añadiendo que cada intervención de Werner eran puñales en la defensiva de los “potros”.

Tras un intento del Monchengladbach de aproximación en el área rival local en el minuto 24. Jonas Hofmann, quien  por circulación se lo encontró actuando por izquierda, fuerza la infracción al lateral Bernardo, derivando aquella falta en la pena máxima. De ser dominado por varios minutos, el equipo que vistió colores albinegros, se encontró con una inmejorable acción de igualar la contienda. Thorgan Hazard se ubicó frente al esférico y a sangre fría fusiló al portero Gulácsi.

La alegría visitante solo duraría unos minutos, ya que el regista Keita, una vez más, envió  un balón filtrado entre la dupla de sagueros Ginter-Vestergaard para que Jean-Kevin Augustin controlará y en un gesto técnico suntuoso, dando una media vuelta, rematara fuerte y a ras de césped, colocando el balón junto al parante  derecho del guardameta Yann Sommer. Descretada una vez la ventaja para los locales, está vez de 2-1. Fritz daba el pitazo  final a una frenética primera parte.

Werner celebrando su gol con Klostermann. Foto: Twiter RB Leipzig
Werner celebrando su gol con Klostermann. Foto: Twiter RB Leipzig

Del control a la desesperación

Dieter Hecking dio entrada a Patrick Herrmann en lugar de Jonas Hofmann, para afrontar la segunda parte. Entendiendo el estratega que, al pese a ser dominado por momentos, la sensación era de que en circunstancias puntuales podía revertir la situación y la lectura era de que con simples llegadas  podía causar caos en la escuadra  “Red bull” . El objetivo era activar un puñal por zona derecha, intentando asociación para los puntas Raffael- Stindl. Modificación que tuvo un cierto éxito, pero en labores defensiva, ya que Herrmann fue artífice de un cierre providencial, evitando el remate de Forsberg lo cual privó a los locales de liquidar el encuentro.

Con el pasar los minutos, los ataques del Leipzig se fueron diluyendo poco a poco, por el natural desgaste del primer ejercicio. Hasenhüttl al ver cansancio en algunas piezas, optó por sustituir al delantero francés (de buen trabajo) Augustin por Diego Demme, otorgándole más músculo, recuperación y superioridad en el mediocampo. Con la idea de mantener el resultado y en consecuencia los 3 puntos de local.
Al no haber asociación y siendo cada ataque o intento de ataque por parte del Monchengladbach, fue Lars Stindl quien se atrevió con un derechazo al minuto 61 de poner el empate 2-2 en el partido.

Sorprendentemente el Leipzig se encontraba en situación de volver a buscar el adelantamiento en tablero electrónico. No con la frescura y eficacia del primer tiempo y piezas importantes como Kampl, Keita y Werner se empezaron poco a poco a apagar y en consecuencia, a no tener participacion activa en el juego. Hasenhüttl intento volver a recuperar el mando del resultado y envió al extremo portugués Bruma en lugar de Kampl, con en fin de conseguir desbordes y actividad por banda izquierda. Pero inconscientemente se noto un bajón anímico por los locales, que se evidenció en poca asociación y débiles aproximaciones.

La acción del empate para el visitante fue aire fresco  para afrontar lo que restaba de compromiso. La llegadas de Raffael y el lateral Oscar Wendt, hicieron por momentos padecer al Leipzig, aunque dichos argumentos no se consumaron en el registro. Cuando se cumplían los 82 minutos de juego del partido, Naby Keita ve la cartulina roja tan merecida como accidental. Al propinarle una patada en la cara al mediocampista Kramer mientras se disputaba un balón. 

Ya con la expulsión, y el Borussia pensando más en que el partido no se le escape nuevamente. El árbitro Marco Fritz daba el pitazo final, a un partido entretenido que con el empate dejo sensaciones encontradas en ambos equipos, como el de ganar y perder al mismo tiempo.

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Sobre el autor
Pablo Atala
Futuro peridista. Redactor en Vavel.com