El Ramón de Carranza acogía de nuevo un choque trascendental en esta penúltima jornada de la temporada. El Cádiz recibía a un Elche muy falto de puntos, y es que tras sumar siete partidos sin conocer la victoria, los frajiverdes podrían perder la categoría a falta de una jornada para el final. Tras el empate nada bueno cosechado la pasada semana ante el Reus, los de Parras estaban obligados a ganar los dos encuentros restantes si querían permanecer en segunda división.

Por su parte, el conjunto local, necesitaba la victoria para seguir en puestos de playoff. Tras cuatro empates consecutivos, el último ante el Sevilla Atlético, los jugadores del Cádiz necesitaban obtener los tres puntos y brindarle de nuevo una victoria a su afición.

Ganar o morir

El Elche era consciente de que debía de ganar el partido para seguir vivo en la categoría. La presión y las ganas de gol estaban presentes en los jugadores que defendían la franjiverde. Si no conseguían esta victoria estaban prácticamente muertos y en 2ªB. La presión y la obligación por ganar estaba presente en todo momento. Las 460 almas franjiverdes que presenciaban el encuentro en el Carranza se encargaron de animar a los suyos, y de recordarles que esa afición seguía con ellos. 

Con el pitido inicial, las miradas estaban puestas en los otros partidos que se disputaban a la misma hora. El Elche, pendiente del Mallorca, Nástic y Alcorcón, confiaba en que sus rivales no consiguieran la victoria y ocuparan su puesto en la zona de descenso. 

Presión inicial

El partido se presentaba disputado, y es que ambos equipos, necesitados de puntos para sus respectivos objetivos, no iban a dar un balón por perdido. Pero esa necesidad se veía acentuada en el conjunto franjiverde, quien quiso dominar el encuentro y tener el control del balón desde los primeros instantes del partido. La insistencia del Elche estaba presente, y es los de Parras querían generar un peligro constante en la portería rival defendida por Cifuentes. La primera ocasión no tardaría en llegar, Pablo Hervías forzaba una falta tras una gran jugada, en el lanzamiento del libre directo, Túñez consigue rematar de bolea pero su remate se marcha alto.                                                                             

Con la líneas muy juntas, el técnico Vicente Parras pretendía que su equipo no cometiese los mismos errores en defensa como los ocurridos durante toda la temporada. La presión y la buena defensa del Elche hacían que el Cádiz estuviera prácticamente en su campo. 

Salvi y Álvaro fueron de lo mejor del Cádiz, con sus internadas por la banda ponían en grave peligro a la defensa franjiverde, que como buenamente podía se deshacía del esférico. A falta de unos minutos para el final, Pelayo gozaría de una ocasión bastante clara para poner por delante a los suyos, pero tras cabecear el balón, Sankaré no permitía que le asturiano anotara el gol y que se lesionaría en esa misma jugada. 

Segunda parte para el olvido

El Elche no era consciente de que estaría a punto de vivir sus últimos 45 en la categoría de plata. Tras saltar al terreno de juego de nuevo, los jugadores del conjunto franjiverde intentaron hacer lo mismo que en el inicio del encuentro, pero se encontraron con un Cádiz arrollador. Era el minuto 52 y tras un saque de esquina botado por Aketxe, fue cabeceado por Aridane y Pelegrín en un intento de rechace introducía el esférico en su propia portería.

La suerte no estaba del lado franjiverde, y con el paso de los minutos se acentuaba. Las internadas se habían teñido de amarillo, y era el conjunto local el que ponía en serios apuros al Elche, que con el paso de los minutos se veía en 2ªB.

El segundo del Cádiz llegaría en el 70 por medio de Salvi, y aunque el Elche conseguía recortar distancias por medio de Guillermo, el daño ya estaba hecho, y el conjunto franjiverde sería equipo de 2ªB en la siguiente temporada.

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