El Granada CF ha arrancado 2024 con mejores sensaciones que las que dejó atrás en diciembre, aunque tampoco era difícil. La calamitosa primera mitad de temporada ha dejado unos números paupérrimos en la casa rojiblanca, impropios de un equipo que pretenda continuar en Primera División el próximo curso.

El tiempo, como suele, ha dado y quitado razones, y lo cierto es que la planificación deportiva durante el pasado verano fue desastrosa, a pesar de que desde la dirección del club se transmitiera que no había nada en el mercado de fichajes que mejorara la plantilla confeccionada tras el ascenso, logrado a finales de mayo.

A la vista está que, con cuatro incorporaciones en lo que va de mes, y parece que llegarán más, la cúpula nazarí ha asumido que el camino para tratar de competir mejor y tratar de pelear por la salvación no es otro que reforzar un plantel que hacía aguas en defensa y cojeaba mucho en ataque.

Con la retaguardia ya apuntalada tras las llegadas de Bruno Méndez, Piatkowski, Hongla y el meta Batalla, el objetivo ahora está en traer algún perfil de ataque que pueda caer a banda. Máxime tras las salidas de Perea, lógica, y de Álvaro Fernández, inesperada.

Pies de plomo

Sea como fuere, lo que está claro es que, de momento, hay que aplaudir la labor de Matteo Tognozzi para acometer operaciones más que necesarias con la celeridad suficiente para que los futbolistas elegidos hayan podido estar a disposición del ‘Cacique’ Medina desde principios de enero.

No obstante, la experiencia en lo que al mercado invernal de fichajes y el Granada CF se refiere nos invita, por no decir que nos obliga, a mantener una prudencia extrema y evitar lanzar campanas al vuelo demasiado pronto. No sería la primera vez que el entorno granadinista se ilusiona antes de tiempo con la buena labor del director deportivo de turno (han sido unos cuantos estos últimos años) para luego llevarse una decepción mayor a final de temporada.

Que la mejoría es evidente no debe ponernos una venda en los ojos. La salvación, a día de hoy, es quimérica, por lo que el objetivo principal debe pasar por competir partido a partido sin tener encima el yugo de la clasificación. El Granada ‘está en Segunda’ y tiene cuatro meses para intentar ascender y quedarse en Primera. Ojalá lo consiga y, llegado el caso, ya habrá tiempo de celebrar.