Avanzaba el Atlético de Madrid con cierta tranquilidad durante esta temporada tanto en LaLiga como en la UEFA Champions League ya que, conviene recordar, el equipo del Metropolitano no iniciará la Copa del Rey hasta Enero, fecha en la que tendrá que afrontar también la Supercopa de España de Arabia Saudí.

Los buenos resultados cosechados tanto en la competición doméstica como en la máxima competición continental estaban siendo acompañados, de forma general, por un buen juego y una intensidad más que aceptable de todos los jugadores que se enfundaban la rojiblanca. Los fantasmas de la temporada pasada, concretamente antes del Mundial, donde el equipo parecía no hacer ni siquiera acto de presencia parecían haber caído en el olvido.

Sin embargo, el partido frente al FC Barcelona en el Olímpico de Montjuic y en el Metropolitano frente al Almería han tenido diferente resultado pero un patrón común. El Atleti ha desperdiciado una parte de cada partido. Lo hizo en la Ciudad Condal, donde fue barrido por el Barcelona de Xavi en el primer acto, y lo repitió en Madrid donde tras llegar al descanso con el resultado de 2-0 y un buen juego, decidió no comparecer en la segunda parte. El resultado fue un gol del Almería y un resultado muy ajustado que mantuvo en vilo a los aficionados colchoneros hasta el final.

Sin ninguna duda, esto es algo que no se puede permitir este equipo. Al Atlético de Madrid de Simeone no se le puede exigir ganar títulos o quedar por encima de equipos que le doblan en presupuesto como Madrid y Barcelona. Pero se le debe exigir, obligar y recriminar el competir hasta la saciedad en cada jugada y en cada minuto de partido. A eso si aspira el Atlético de Madrid porque, de otra forma, es imposible que se repitan resultados como los de 2014, 2016 o 2021. 

Simeone ha repetido en indefinidas ocasiones que "el esfuerzo no se negocia" y ahora, que parece asomar un atisbo de negociación, no debe dejarse pasar.