Álvaro Morata, delantero del Atlético de Madrid, tuvo la genial idea en el derbi madrileño de anotar dos de los tres goles que su equipo endosó al Real Madrid en el duelo de la capital. Antes de ese partido, el 19 rojiblanco ya tenía buenas cifras tanto con su club como con la Selección Española pero, para sorpresa de nadie, eso no importaba. Pero tras el Atleti-Madrid eso cambió, el doblete de Morata se ha unido a unas declaraciones en las que el bueno de Álvaro tuvo a bien dejar claro que los árbitros no te tratan igual si vas de rojiblanco o si vas de blanco. No mintió Morata, al que quizás también se le olvidó incluir en ese trato de favor el que hace buena parte del periodismo deportivo de este país hacia el club presidido por Florentino Pérez.

Todo esto generó un caldo de cultivo donde los primeros resultados no se han hecho esperar. Pegarle a Morata se ha convertido en deporte nacional en ciertos sectores de la prensa que consideran una herejía contar las verdades del barquero de la "Casa Blanca". La última, atizarle por empujar a la red un balón que se iba a convertir en gol pero que con el toque de Morata se anuló por fuera de juego. Idiota se le ha llegado a llamar en un periódico nacional al futbolista madrileño cuando ¡Sorpresa! El gol fue anulado por fuera de juego de Ansu Fati, estando Morata en posición legal y no teniendo nada que ver su participación en el juego con la anulación del gol.

Álvaro, que es un buen futbolista y una extraordinaria persona, ha expuesto en varias entrevistas que las críticas de aficionados y prensa le ha llevado a pasar por malos momentos, a sufrir problemas de salud mental y a no disfrutar de su trabajo. Ahora que el chico presume orgulloso de haber alcanzado un estado de madurez en el que esto no le afecta y que le hace estar en el mejor momento de su carrera, siendo referente en el Atleti y capitán de la Selección Española, el periodismo nacional considera que lo mejor para la salud mental de Morata es pegarle el doble. ¿No querías café? Pues toma dos tazas.

Increíble y vergonzoso a la vez. Y mientras, Álvaro a lo suyo. 12 goles en 13 partidos entre club y Selección. Una pena que no se llame Jude y se apellide Bellingham.