Se podrá decir que con el Sassuolo es más fácil, que lo que importa es hacer este tipo de partidos contra el Barcelona, por nombrar el último gran rival de la Juventus. Pero la realidad es que Paulo Dybala ha realizado un partido practicamente perfecto, donde fueron tres goles, uno más bonito que el otro, los que anotó, pero pudieron ser cuatro o incluso cinco. Siempre parecía pasar algo no muy bueno para el equipo local, cuando el balón rondaba sus botas.

Que el rival no era de Champions es una realidad, pero hay que saber apreciar el talento del argentino, que seguramente volverá, y en varias ocasiones, a realizar partidos de este nivel también en escenarios europeos. Mientras tanto la Juventus disfruta de uno de los mayores talentos mundiales, y sin aparentemente demasiadas dificultades, se mantiene en lo alto de la clasificación sin dar ningún paso en falso.

Fuerte inicio

Allegri se decanta por los cuatro referentes ofensivos de la temporada pasada (Mandzukic, Dybala, Cuadrado e Higuaín) con Douglas Costa y Bernardeschi esperando su oportunidad en el banquillo, como siempre ha hecho el técnico de la Juventus con las nuevas incorporaciones cada inicio de temporada. Incluso Dybala tardó en entrar como pieza fija en el equipo en su llegada a Turín. El equipo respondió y el inició de la Juventus es de poderío, con el equipo siempre jugando en la mitad de campo rival, pero con poco premio, ya que a pesar del gran juego que estaba mostrando la Vecchia Signora, solo pudo irse al descanso por delante en el marcador gracias a la primera maravilla de la tarde de Dybala. Cabalgada por la banda izquierda de Mandzukic, que pone el balón atrás, para que el diez de la Juventus ponga de primera intención el balón en el fondo de la red, en el palo largo del portero. Mejor verlo que leerlo.

Pudo la Juventus irse perfectamente al descanso con un marcador más abultado, si hubiera aprovechado mejor el 66% de posesión que tuvo durante los primeros 45 minutos. En eso tendrá que mejorar el conjunto de Allegri, que a pesar de todo vio como el Sassuolo, que no contaba con su arma ofensiva por excelencia (Berardi), se acercó un par de veces a la portería de Buffón, fruto de errores de falta de atención en la salida del balón, que hacían que innecesariamente, y no por grandes méritos del rival, el portero italiano de la Juventus apareciera en escena.

Dybala show

La Juventus, hoy de amarillo años 80, siguió mandando en el encuentro, en busca de cerrarlo cuanto antes. Empezaban a gustarse los futbolistas visitantes, tanto que se producían algunos errores técnicos de más, que Allegri con sus gritos no perdonaba desde el banquillo. Siempre se ve al entrenador insistir en saber gestionar todos los momentos del encuentro.

Pero entonces, volvió a aparecer Dybala, que de perfección técnica entiende un rato, para poner el segundo en el marcador. Con un tiro de billar en estático, que nos recordó al mítico gol de Ronaldinho en Stamford Bridge (con menos dificultad), parecía sentenciar un encuentro donde el Sassuolo no tenía recursos para reaccionar. Pero el fútbol es bonito también por su imprevisibilidad; cuando todo parecía cerrado, una blandita defensa juventina, concedió un gol facilmente evitable y de esos que hacen enfurecer a cualquier entrenador. Politano acortaba distancias y de nuevo a remar para no ver esfumarse el gran trabajo llevado a cabo hasta el momento.

Allegri trataba de despertar a los suyos introduciendo cambios. Fuera Lichtsteiner y el desaparecido Higuaín, dentro Barzagli y Douglas Costa. El 'Pipita' es hasta la fecha la cara más negativa de la temporada de la Juventus. No solo por sus pocos goles respecto a la pasada campaña a estas alturas, sino por su poca intervención en el juego del equipo. Parece una crisis más mental que física, por lo que una vez recuperado podría empezar a ser devastador. El nivel de su compatriota, le permite recuperarse tranquilamente hasta el momento. 

Precisamente Dybala, que no quería ver manchado su gran partido, veía que el Sassuolo se acercaba en el marcador, y como si de un juego se tratase, en la primera oportunidad que tuvo cerró el partido definitivamente. Fue de falta esta vez, haciendo un sencillo pase a la red con su pierna izquierda, lejos del alcance de Consigli, que solo podía aplaudir. Al partido ya solo le quedaba la incorporación del esperadísimo Bernardeschi. Allegri lo concedió y regaló a Dybala una fantástica ovación cuando era sustituido por parte de todo el estadio del Sassuolo. Cuatro partidos ocho goles, o cinco partidos diez goles si contamos el de la Supercopa de Italia frente a la Lazio. Números de Cristiano o Messi, pero no comparemos porque el propio Dybala quiere ser Dybala y nadie más.

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Sobre el autor
Manuel Musmeci
Periodista- Medio italiano medio español. Apasionado del fútbol, el italiano en especial.