El equipo de Juan Tomas Apecetxea, llegaba a su feudo navarro con el objetivo muy claro: conseguir ganar a las águilas de más de 4 goles, ya que en Lisboa perdieron de 5 y el golaveraje lo tenían a favor. Pues bien, no solo consiguieron la renta justa, sino que casi la doblaron. Los aficionados que se acercaron a La Catedral disfrutaron de un partidazo de los suyos, y se lo agradeció a final de partido, ovacionándolos durante más de un minuto e invadiendo el terreno de juego.

Aun con el gran resultado cosechado, al equipo local le costó entrar en el partido. El Benfica salió con un gran ritmo de juego y parecía que la remontada de los de Iruña  pasaría a mejor vida, pero llegó una grandísima parada de Henrik Nordlander  en el minuto 11 que derivó en un contraataque, y por ende, en gol y empate a 7 en el luminoso. Esta acción le sirvió al Anaitasuna para venirse arriba y poco a poco irse haciendo con el control del partido para poder así imponer su estilo sobre el campo. El parcial de 5-0 surtió un efecto demoledor en el conjunto visitante.

El partido continuó durante los próximos minutos yendo 2-3 arriba el equipo local, hasta que a partir del minuto 19 consiguieron encadenar dos goles seguidos, y obligar al entrenador del Benfica, Luis Mariano Ortega, a pedir tiempo muerto para intentar que sus jugadores mantuviesen la cabeza fría. Al parecer, la charla técnica no sirvió de mucho, ya que el Anaitasuna siguió en sus trece y logró imponer la mayor renta de distancia de la primera parte (17-10). Los de Lisboa, consiguieron marcar dos goles a falta de dos minutos, lo que les daba una pequeña esperanza.

Esta primera parte tiene, sin duda, un nombre propio, ya menciona anteriormente: Henrik Nordlander, el portero local. Grandísima primera parte del sueco, que fue partícipe de unas muy buenas paradas en los momentos más importantes.

La segunda parte fue un recital de balonmano ofrecido por el Anaitasuna. El Benfica empezó bien, pero, los locales rápidamente se enchufaron hasta conseguir la magnífica renta de 8 goles de diferencia, cosa que obligó una vez más el tiempo muerto visitante en el minuto 38. Esta charla, al contrario que la de la primera parte, sí que surtió un efecto en los jugadores, lo cual se vio reflejado en el parcial de 4-0 que lograron hacer. Apecetxea rápidamente quiso cortar lo que podía haber sido una remontada sublime y pidió tiempo muerto en el minuto 43.

Tras ello, su equipo volvió a las andadas y recobró, otra vez, la renta que mantenían anteriormente de 7-8 goles. El partido estaba roto y el entrenador visitante no sabía por donde cogerle la medida al gran juego impuesto por los locales, con lo que pidió su último tiempo muerto, para intentar, de un modo ya desesperado, acortar distancias para poder clasificarse a la siguiente ronda de la EHF Cup. La cosa no varió nada, y el partido continuó todo lo que le restaba con el Anaitasuna ganando de 7-8 goles.

En esta segunda parte, no solo hay que hacerles especial mención a uno o dos jugadores, no. Hay que destacar a todo el conjunto navarro, ya que todos aportaron algo en la victoria. Y luego, la afición. El Anaitasuna puede estar orgulloso de tener una afición tan buena. Supieron empujar a su equipo hasta el final, convirtiéndose así en el jugador número 8 de los locales.

Consigue así el Anaitasuna el pase a 1/4 de final de la EHF Cup como segundo clasificado del grupo D. Menos suerte ha tenido el BM Granollers, el cual aun habiendo quedado segundo de su grupo, no pasará a la siguiente ronda por tener el peor promedio.

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Sobre el autor
Aitor Silva
Estudiante de Comunicación Audiovisual en EHU / Jugador en el Ereintza Beissier #20 / Redactor de "Vavel" en los apartados de la Real Sociedad y del balonmano, además de escribir en "El Rincón de la Real" / Apasionado del séptimo arte y de la buena música.