El Baskonia dice adiós al quinto puesto de la tabla clasificatoria y tendrá que esperar a lo que hagan el Estrella Roja y el Efes Istanbul, frente al Darussafaka y Real Madrid respectivamente, para conocer su enfrentamiento en la próxima ronda. La victoria de ambos, haría que el Baskonia tenga que verse las caras con el Real Madrid, mientras que la derrota de uno de los dos les haría viajar hasta Rusia para enfrentarse al CSKA.

Ilimane Diop tapona a Augusto Lima. | Foto: euroleague
Ilimane Diop tapona a Augusto Lima. | Foto: euroleague.net

Igualdad máxima

Sito Alonso partía de inicio con Shane Larkin, Rodrigue Beaubois, Chase Budinger, Kim Tillie e Ilimane Diop, mientras que Sarunas Jakisevicius alineaba a Kevin Pangos, Leo Westermann, Edgaras Ulanovas, Paulius Jankunas y Augusto Lima. El balón echaba a rodar en el Fernando Buesa Arena y la primera posesión iba a ser para el Zalgiris. Puede ser por la inercia que transmite ganar ese primer balón, o quizás el jugar el último partido de la temporada regular, pero los lituanos comenzaron el partido con la sexta marcha metida, al contrario que el Baskonia, que recibía un parcial de 2-10 en los primeros compases del encuentro. Pero es verdad, los primeros diez minutos se habían basado en rachas. El Zalgiris fue el primero en golpear encima de la mesa, pero una mejora considerable en defensa y un Baskonia enchufado en ataque conseguía igualar e incluso ponerse por delante en el electrónico. A pesar de la reacción baskonista, malas decisiones en el último minuto hicieron que el final del primer cuarto fuera algo utópico.

El segundo cuarto comenzaba con un Baskonia enchufado, defendiendo en toda la pista y generando acciones de tiro. Normalmente, cuando los entrenadores preparan las jugadas de ataque, los tiros desde más allá del arco se reservan para los tiradores. Pues bien. Jaka Blazic tiene la capacidad de saltarse la "norma", y junto a Leo Westermann, y con al aportación de Brock Motum, han decidido deleitar al público con una gerra de triples. Es lo que necesitaba Baskonia en esos momentos; defensa agresiva y acierto en el tiro. Lo primero se cumplía, pero el Zalgiris no bajaba la guardia en defensa y anotar era cada vez más difícil. La tónica del encuentro había mejorado para los intereses locales, y la diferencia se disminuía, incluso el Baskonia se adelantaba en el marcador, cosa que rara vez se ha visto durante la noche. Con un posible comienzo de reacción abandonaban el parqué los dos conjuntos para dirigirse a los vestuarios, con un marcador de 40 a 41.

Larkin no consigue zafarse de la defensa de Westermann. | Foto: euroleague.net
Larkin no consigue zafarse de la defensa de Westermann. | Foto: euroleague.net

Querer y no poder

Tras la reanudación, el Baskonia trataba de seguir apretando los dientes a un Zalgiris que se mostraba seguro en la pista. Pero poco duro la intención baskonista. Justo el tiempo que necesitaron los Westermann, Milaknis y Ulanovas -con esa tan peculiar mecánica de tiro, pero a su vez tan efectiva- para encender el indicador de on fire y empezar a anotar triples uno tras otro, sin parar. Y si al gran porcentaje de tiro del tercer cuarto, le sumas el dominio del rebote ofensivo, el Baskonia estaba condenado a lo peor. Y así fue. La supuesta reacción del Baskonia se quedaba en eso, en algo supuesto por todo aquel que estaba viendo el partido. Pero no. La muñeca caliente de los lituanos hacía que la diferencia superara el doble dígito, cosa que tocó a los de Sito Alonso pero, como siempre ocurre, no los hundió. Con más doce de ventaja para los de Jasikevicius afrontaban los jugadores los últimos diez minutos del encuentro.

Y el último cuarto, que quieres que te diga, más de lo mismo. Un querer y no poder en toda regla. Pero eso sí, nunca dándose por vencido, algo llamado Carácter Baskonia, algo que hace poco se recuperó. Sito sacaba al parqué a Laprovittola, con la intención de darle un giro de 360º al encuentro, pero no era posible. El Baskonia necesitaba esa ráfaga de puntos que les acercaría en el marcador. Y opciones no les faltaba, ya que se estaba viendo al Zalgiris más impreciso del encuentro, tal vez por la ansia de querer ganar, o puede que por la de los baskonistas. Dicha ráfaga de puntos suele resumirse en dos apellidos, Larkin y Beaubois. Era turno del francés. El anteriormente mencionado indicador de on fire se encendía sobre el escolta, y con grandes lanzamientos desde más allá del arco hacía que el Baskonia soñara con la victoria. Pero quedó tan solo en eso, un sueño del que los jugadores azulgranas no tardaron en despertar. Se esperaba un final agónico, pero no fue así. El Zalgiris, sabiendo mantener el tempo del encuentro en su medida, alterándolo cuando cabía la necesidad de hacerlo, deja al Baskonia sin el ansiado quinto lugar.

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Sobre el autor
Julen Murua
Real Sociedad VAVEL | Coordinador de la División Norte de ACB VAVEL